lunes, 26 de abril de 2010

Esencia

Silencio, deja que hablemos en silencio, que el baile de nuestros ojos nos canten las mejores melodías para los oídos, que el tacto de nuestra piel sea la mejor sinfonía jamás compuesta, que el mundo se cierre a dos pasos de nuestro abrazo. Reiremos cuando nuestros labios esbocen una sonrisa y nos uniremos en un beso cuando nuestros labios se acaricien. Aunque sabemos que no podemos parar las manecillas del reloj que guía cada uno de nuestros pasos, aprovecharemos el compás del tic-tac para dar forma a cada uno de nuestros deseos, creando los recuerdos en el presente para después atraparlos del océano del pasado al observar una fotografía donde pueden verse nuestras caras reflejando la esencia de la felicidad.


lunes, 5 de abril de 2010

Lázaro

Días templados y noches frías, cuando hace sol me quedo a la sombra y cuando hace frío me dejo el abrigo y es que ni el sol calienta ni la luna congela, si más mi alma inerte sostiene un cuerpo con vida. Una mirada vacía que observa el infinito y la nada, unos brazos caídos que no pugnan por unos ideales que un día estuvieron vigentes pero por los que ya no tengo fe, sin embargo, no me atrevo a cambiarlos. El hueco que deja el alma que se achica día a día impotente por lo que llamé destino, cuando en realidad se llamaba azar.

¿Demasiado tarde para intentar cambiarlo? Dejar de caminar la senda trazada para coger las riendas del tiempo perdido, devolver la vida a unos ojos que siempre miraban al infinito sin siquiera poder ver lo que tenía al frente. Y es que las puertas al paraíso no se abren a meros humanos, pues si éste está al final de la escalera sin peldaños, tendré que sacar las alas para llegar, pero... ¿dónde están mis alas?

martes, 12 de enero de 2010

En el origen de las palabras

Más allá de donde alcanza la percepción, se extiende otro mundo lleno de vida, invisible, inaudible, intangible, sinsabor y sin olor donde todos hablan, ven y sienten pero es tan sólo una acción recíproca.

Allí es donde reina la imaginación, allí es donde consigo encontrar las ideas que plasmo sobre el papel, donde intento comprender lo que rodea mi ser, preguntándome porqué no puedo sembrar en su jardín.

Un jardín situado más arriba que el suelo, más bajo que el cielo, con su extenso vello verde, invadido de colores que pintan las flores sobre su relieve. Un paisaje acogedor al que no pude resistirme, tentado de coger alguna de sus rosas, a pasear sintiendo su textura. Sintiendo como el viento inflaba mis pulmones, el aroma de su esencia entraba a jirones; me atreví a coger una de sus rosas y descubrí que había jardinero que en su terreno se posa, para regar el jardín y llenarlo de alegría.

Sin embargo, aquél que recibió un hijo de Dios se niega a aceptar no poder disfrutar del jardín de Dios.

viernes, 1 de enero de 2010

Tras la puerta de cristal

El sol asoma la cabeza por el horizonte, como cada mañana, sin preguntarse cuántos desearían que hoy no apareciese o simplemente que tardase un poco más en salir. En las venas de la ciudad vuelve a circular la sangre, ha vuelto a despertar envuelta con el frío manto que la noche de invierno le ha depositado vigilada por la luna, a veces iluminada, a veces oculta entre las estrellas. Y allí estoy yo tras la puerta de cristal, esperando volver a verte, esperando que amanezca de verdad, para que me devuelvas todo cuanto me quitaste y es que cuando te fuiste de casa te llevaste hasta la razón. Y un largo suspiro pinta con color fantasmal la puerta de cristal, notando que eres tú quien se escapa con cada exhalación, incapaz de agarrarte con mis manos, de sostenerte un sólo instante más junto a mí.

Encerrado por los recuerdos que dejaste me quedo junto a mi compañera, la soledad, a contar en silencio tantas anécdotas, que no salen más allá de mi pensamiento, pero ella aún así me escucha y me acoge con más fuerza, me abraza más y más cuanto más pienso en ti. Así de solidaria es la soledad, entrando por los poros de la piel, por los poros del alma, adentrándose en mí, pero sus abrazos son fríos y el sol que sigue caminando lentamente por el cielo es incapaz de arroparme ni tan sólo un poco.

Y cuando encuentre tu mirada, sé que se esfumarán las palabras, me perderé en tus ojos e intentaré evitarlo escondiéndome tras la puerta de cristal...

lunes, 28 de diciembre de 2009

Una lágrima

Una lágrima que ahoga los ojos, que nubla la vista, llenando el vacío del corazón de la soledad tras resbalar por la fría mejilla.

Una lágrima salada como el agua del mar esperando a perderse en su inmensidad para ser mecida por el oleaje.

Una lágrima alimentada por la tristeza y la melancolía que inunda el alma de aquél que no pudo evitar que ésta brotara.

Una lágrima que nació por la falta de un cariño y calor especial para hidratar un sentimiento que no fue regado.

Una manera más de expresar el dolor de nuestro interior, una lágrima...

jueves, 24 de diciembre de 2009

El rey de corazones

Me pregunto si la moneda finalmente ha terminado de caer. Ahora mismo está quieta y me muestra la cruz, pero ya no pesa, ¿será porque vi la sonrisa de su cara? ¿o quizá porque me he acostumbrado a llevarla a cuestas?

Sea como fuere, el rey de corazones ha vuelto a perder la partida, volvió a jugar mal las cartas, no supo escoger la estrategia adecuada. Pero el juego no ha acabado todavía... El rey de corazones se niega a creer que su reino está vacío, pues... ¿de qué serviría ser un rey de corazones en cuyo reino no habita ninguno más que el suyo? Y es que el rey de corazones ya no sabe si su corazón es realidad, una moneda o un juego de cartas... Si más no, lo que sí puede afirmar es que aunque en su reino teme que no haya corazones, en su rol de persona sabe que no está solo.

No importa si no jugué bien mis cartas, sé que siempre tendré el rey de corazones en mis manos y algún día ganaré la partida.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Pétalos de nube

Caen los pétalos de nube sobre el jardín, impregnándolo de inocencia, pintando de blanco el color de las flores, tapando con su espesura el olor de la hierba.

Queda atrás la muerte de las hojas que dejaron desnudo el árbol y el frío se recrea con todo cuanto toca, robando el calor de todo cuanto abraza, brindando su capa cristalina a todo lo inerte.

Y los niños jugarán con la inocencia, formarán muñecos del color de las nubes y se lanzarán pétalos unos a otros. Todos sabrán que el cielo ya no llora, si no que deja caer su dulzura, su fría dulzura.

Y la música de un piano solitario sonará más triste y a la vez más tierna cuando se contempla el paisaje monocrómico.